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El billete de $ 500 se multiplica, pero cuesta atesorarlo para ahorro

Pagar con el nuevo billete de $ 500 una transacción cotidiana, y contar en el vuelto papeles de menor denominación, le genera a la docente, Adriana Rodríguez, una sensación extraña, como si hubiera perdido algo. “En el súper, aboné con $ 500 una compra de $ 320. Cuando agarré el vuelto sentí que era de menos ¡No me acostumbro a usar el nuevo billete!”, exclamó la mujer, durante una charla con LA GACETA, luego de adquirir cigarrillos en un quiosco céntrico.

Fernando León, empleado de una estación de servicio, le ocurrió algo similar, pero al encontrarse con el nuevo billete en el cajero automático del banco. “Marqué en la pantalla que quería sacar $ 2.000. Cuando (el cajero) me entregó apenas cuatro papelitos verdes, lo sentí muy raro, después de tantos años de llevar 20 billetes de $ 100”, subrayó. La nueva emisión monetaria, que tiene en el anverso el retrato de un yaguareté, comenzó a entregarse en julio, pero desde hace algunas semanas se expandió en las sucursales bancarias de Tucumán. En un contexto de inflación, y de elevada de demanda de dinero para pagar gastos corrientes, el billete de $ 500 ayuda a las entidades bancarias a reducir los costos para el traslado del dinero que se usa en la recarga de cajeros electrónicos. Sin embargo, los ciudadanos necesitarán más tiempo para acostumbrarse y, sobre todo, para borrar esa sensación de que los $ 500 se escurren como agua entre los dedos, cada vez que cambian el billete.

Sensaciones cruzadas

El economista, Martín Tetaz, autor de libros como “Psychonomics” y “Casual Mente”, explicó a LA GACETA que uno de los efectos que podría tener el nuevo billete de $ 500 entre los agentes económicos es el aliento al ahorro. Esto es porque contribuye a instalar una sensación de atesoramiento del billete que, al cambiarlo, termina esfumándose o perdiendo valor. “En cambio, si se conserva más tiempo, psicológicamente el tenedor cree que acumula riqueza”, observó el experto en comportamiento económico. “Tenemos control sobre el billete, mientras no lo usamos. Pero, al hacerlo, se escurre como el agua entre la manos. Es como si el de $ 500 fuese sólido y el resto de los papeles de más baja denominación fueran líquidos”, advirtió.

El problema, señaló Tetaz, es que cualquier persona que lo tenga, en un contexto de inflación y de rápida circulación del dinero, no controla sus gastos corrientes. “Sí registramos el momento en que usamos el billete de $ 500 porque es un monto grande”, remarcó como una conducta casi natural.

Según Tetaz, la llegada de esta nueva emisión de $ 500 no ayudará a moderar las expectativas de la inflación futura, porque la mayoría de los agentes económicos reconoce que la inflación está en niveles elevados desde hace varios años. “La circulación de este billete servirá para convalidar la pérdida del poder adquisitivo del dinero”, opinó. “De hecho, lo que frenaba la emisión de billetes grandes, como el de $ 500 o el de $ 1.000, que el Gobierno planea emitir en un futuro, es el temor a que los consumidores vivan una especie de déjà vu, que los transporte a épocas de crisis económicas, de los años 70 u 80, cuando los billetes se multiplicaban en la economía”, insistió el experto.

Reconstruir la confianza

Por su parte, la economista Jessica Lucas, especialista en finanzas personales, sostuvo que esta conducta de prolongar el uso del billete de $ 500 se debe a que representa un escenario de inestabilidad económica. “Esto genera incertidumbre por la historia argentina, que tuvo crisis frecuentes. Un billete grande genera la obligación de reflexionar en qué invertirlo o en qué gastarlo. Por ello, cuando se usa en operaciones grandes se relaciona el costo con el beneficio y, de esta manera, la ecuación cierra”, reflexionó.

“El decreciente poder de compra de la moneda de más alta denominación, en un contexto de aumento de precios, acelera la circulación del dinero por el convencimiento de que, mientras mayor sea el tiempo que se mantiene, menor es su valor. La emisión de dinero excesiva genera un comportamiento que conduce a acelerar y a desprenderse del dinero, cuyo valor es la confianza”, agregó la especialista.

Además, Lucas remarcó que para revertir esta sensación extraña que provoca el uso del billete de $ 500 es necesario que baje la inflación. No obstante, aclaró que este proceso no será rápido. “La Argentina convive con una realidad inflacionaria demasiado presente, como ocurre con otras variables económicas, cuya evolución es poco previsible. Esto provoca que el comportamiento de los agentes sea de cortísimo plazo. La inflación es parte de la historia argentina. Por lo tanto, es un proceso creer en la estabilidad y en el valor de la moneda”, señaló.

La economista consideró que generar credibilidad y reputación en una institución monetaria, es un pilar fundamental para un país que aspira a ser desarrollado. “La confianza se construye día a día y si se desgasta hasta romperse”, advirtió.

Por último, Lucas afirmó que la circulación de un billete de $ 500 no es un factor determinante, que ayude a controlar las perspectivas de la inflación futura .

“Las expectativas inflacionarias son mecanismos de remarcación de precios, basados en la inflación del período anterior y de retroalimentación por lo que se espera el aumento de costos futuros. Lucas consideró que la emisión de billetes de alta denominación era una cuestión de tiempo porque, tarde o temprano, el Gobierno debía reconocer el proceso inflacionario a través de la moneda. De todas maneras, la experta consideró que es factor positivo para la economía tener un billete “grande” porque a su criterio, “soluciona una necesidad operativa de los bancos a un menor costo y hasta de tenencia de papeles” en la cartera de la dema o en el bolsillo del caballero, finalizó.

 

autóctono  
la nueva serie
El billete de $ 500 comenzó a circular el 30 de junio pasado. Según el Banco Central, este billete facilitará un abastecimiento adecuado de los cajeros automáticos y la reducción de los costos (de 5 a 1) y tiempos de distribución en el traslado de efectivo. También agilizará múltiples operaciones cotidianas, mejorando la calidad de vida de los argentinos. Además, está en circulación el billete de $ 200, que en su anverso, posee la figura de la ballena franca austral. Para el año que viene y para 2018, la autoridad monetaria nacional ha previsto la emisión de otros papeles de la serie con animales autóctonos: el de $ 1.000 tendrá al hornero; el de $ 100 a la taruca, el de $ 50 con la imagen del cóndor y el de $ 20 con la impresión del guanaco. 
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premio
entre una docena de diseños en competencia
En abril del año que viene, la Sociedad Internacional de Billetes Bancarios (IBNS, de acuerdo con sus siglas en inglés) dará a conocer cuál es el mejor diseño entre una docena de monedas de distintos países. El nuevo billete de $ 500 -que tiene como figura central a un yaguareté- integra el pelotón final de signos monetarios que son candidatos a obtener el premio al billete más destacado de 2016. “El yaguareté” competirá contra el de 1.000 rupias de Maldivia, el de 50 francos de Suiza, el de 5 libras de Inglaterra y también de Escocia y el de 5 rublos de Bielorrusia, el de 50 dólares de Nueva Zelanda, el de 50 laris de Georgia, el de 100 coronas de Suecia y el de 5 dólares de Australia.
 

 

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La nueva serie

El billete de $ 500 comenzó a circular el 30 de junio pasado. Según el Banco Central, este billete facilitará un abastecimiento adecuado de los cajeros automáticos y la reducción de los costos (de 5 a 1) y tiempos de distribución en el traslado de efectivo. También agilizará múltiples operaciones cotidianas, mejorando la calidad de vida de los argentinos. Además, está en circulación el billete de $ 200, que en su anverso, posee la figura de la ballena franca austral. Para el año que viene y para 2018, la autoridad monetaria nacional ha previsto la emisión de otros papeles de la serie con animales autóctonos: el de $ 1.000 tendrá al hornero; el de $ 100 a la taruca, el de $ 50 con la imagen del cóndor y el de $ 20 con la impresión del guanaco. 

Premio
Entre una docena de diseños en competencia

En abril del año que viene, la Sociedad Internacional de Billetes Bancarios (IBNS, de acuerdo con sus siglas en inglés) dará a conocer cuál es el mejor diseño entre una docena de monedas de distintos países. El nuevo billete de $ 500 -que tiene como figura central a un yaguareté- integra el pelotón final de signos monetarios que son candidatos a obtener el premio al billete más destacado de 2016. “El yaguareté” competirá contra el de 1.000 rupias de Maldivia, el de 50 francos de Suiza, el de 5 libras de Inglaterra y también de Escocia y el de 5 rublos de Bielorrusia, el de 50 dólares de Nueva Zelanda, el de 50 laris de Georgia, el de 100 coronas de Suecia y el de 5 dólares de Australia.