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Mujeres vs. hombres: ¿cómo invierten?

¿Cuál es la conducta de un hombre al invertir su ahorro? En general, los expertos coinciden en que tienen mayor aversión al riesgo. ¿Y ellas? Naturalmente son más conservadoras cuando administran su dinero, completan. Lo ideal, indica Jessica Lucas, directora de Cibsa Sociedad de Bolsa, es que se complementen a la hora de invertir. “Los hombres se caracterizan por ser más independientes con sus finanzas; muchas veces, por cuestiones de masculinidad y competencia, no discuten las decisiones y asumen los riesgos solos”, señala a LA GACETA la economista. Son menos propensos a reconocer errores y a buscar ayuda profesional o a capacitarse.

Según Lucas, ambos sexos deberían aprender del otro, pero como un equipo que puede ver lo que el otro subestima. “En la práctica, si ambos están lo suficientemente involucrados en los temas financieros y se interesan por el futuro de las inversiones, forman un excelente grupo de trabajo”, sostiene. Las mujeres, tienden a la negociación y a hallar un punto medio entre posiciones antagonistas. Puede ser muy beneficioso tomar decisiones conjuntas para poder reducir las debilidades y potenciar las fortalezas de cada sexo, acota.

En lo que se refiere a asignación de activos, los hombres prefieren mayormente los instrumentos como acciones o derivados financieros que suponen y exigen un mayor riesgo y capacitación. Contrariamente las mujeres prefieren carteras de inversión más conservadoras y que tengan como resultado final, la apreciación y crecimiento del capital, para fines inevitables como la educación de sus hijos o la futura jubilación. En esto coincide Alejandro Bianchi, gerente de invertirOnline.com.

“En general, cuando uno se reúne con un matrimonio, observa que la mujer es más reacia a las pérdidas, pero en la naturaleza del hombre está asumir más riesgos”, explica. De allí que, por caso, en la Bolsa, el 80% de los inversionistas sean masculinos. Bianchi ejemplifica que ellas pueden inclinarse más hacia un plazo fijo, a bonos o letras, con la que obtienen una renta asegurada, que a colocar dinero en acciones.

En resumen, no hay una claro predominio de si un sexo es mejor que el otro en las inversiones. Lo que se observa en la práctica es la incorporación más tardía de las mujeres al mundo laboral, con la respectiva demora en la posibilidad de generar ingresos y tener capacidad de ahorro, advierte Lucas. “Esto lleva a que las generaciones más independientes del vínculo conyugal, comiencen a priorizar sus decisiones, con la respectiva equiparación de oportunidades con el sexo opuesto”, observa. El viejo paradigma del hombre proveedor de dinero y la mujer encargada de familia se está esfumando.

Según la economista Jessica Lucas, los hombres tienden a subestimar el riesgo por la impulsividad y la excesiva confianza en sus propias decisiones. “Pueden no comprender en profundidad, ni analizar demasiado; naturalmente se exponen a situaciones más riesgosas, sin evaluar lo que podría salir mal”, indica.

Las mujeres suelen estar más concentradas en objetivos de largo plazo, lo que es consistente con la paciencia para esperar resultados y la necesidad de que sus esfuerzos de ahorro e inversión lleguen al objetivo prefijado. Por esa razón, se dice que ellas son más conservadoras que ellos a la hora de definir una inversión.

Se trata de un factor decisivo que lleva a los hombres a valorar en exceso este aspecto de la inversión. “Si bien, es importante, en muchos casos representa un riesgo de capital no identificado y considerado como poco probable”, advierte la directora de Cibsa Sociedad de Bolsa.

Se trata del atributo más valorado por las mujeres antes de desembolsar sus ahorros. Es la contracara de la rentabilidad. Los hombres, en tanto, valoran más la ganancia y menos la seguridad. Ellas, a su vez, saben internamente que no pueden fallar porque comprometen, en muchos casos, el futuro de la familia.

Los proyectos de cada género, son variados, pero los de los hombres tienden a ser más egoístas. En este sentido, a las mujeres les provoca más placer la libertad que lo que el dinero puede dar en calidad de vida a su familia; los objetivos masculinos se relacionan más con el poder, la competencia y el ser exitosos frente a los demás.

Como inversionistas, los hombres tienden a no reconocer los errores a tiempo, por lo que asumen mayores pérdidas u operan en exceso, para intentar resolver sus desaciertos. Las mujeres, en cambio, toman decisiones más lentamente y, por eso, no es muy probable que tengan escenarios completamente distintos a los previstos.

Los hombres, por las evidentes diferencias salariales frente a las mujeres, tienen más capacidad de ahorro, por lo que el fondo de inversiones que pueden lograr es mayor que lo que pueden alcanzar ellas. Generalmente, las mujeres tienden a atesorar el ahorro esperando el momento preciso para desprenderse del dinero excedente.

Los hombres suelen invertir, en general, sin conocimiento de sus familiares, por cuestiones culturales. Esta conducta también es recurrente en ellos porque, según la economista consultada, no admiten discusiones en el uso de los fondos, ni en su aplicación. Tratan de captar siempre las decisiones financieras.